¿Por qué es este acto esperanzador? Aunque no se fuera seguidor de Cristo, ver a todos esos jóvenes reunidos, gozando de lo lindo, en un ambiente sano, pensando en un objetivo común y compartiendo momentos especiales con los demás… Como dice el anuncio, no tiene precio. Esto jóvenes vivieron su fe motivados por la buena noticia que se les regaló como un don. La buena noticia que debería contagiarnos de amor a todos, como lo hiciera esa noche con los chicos y chicas que acudieron a la actividad.
Que no se diga que no podemos tener confianza en que nuestro mundo será mejor. Dios no deja de tener fe en los seres humanos, por qué entonces nosotros la perdemos. Seamos propagadores de buenas noticias y no de malas. “Re-acostumbremos” nuestros ojos a las buenas noticias y dejemos que las televisoras, los periódicos y la radio sigan con las malas. Luchemos por cambiar el mundo, hay esperanza, lo dicen los jóvenes de San Rafael.